Una polenta sedosa y cremosa, perfecta como guarnición cálida, como base para coronar con un buen ragú o incluso como plato principal reconfortante. Es sencilla, versátil y siempre queda bien en la mesa.
Polenta tradicional es uno de esos acompañamientos que hacen la comida más suave, más cálida y más reconfortante. Puedes servirla en crema, o dejarla enfriar, cortarla en porciones y dorarla a la plancha al día siguiente. Muy versátil.